La lucha contra la violencia de género debe incluir a las mujeres y niñas con discapacidad

Movimento Inclusivass lucha por los derechos y refuerza el debate sobre género y discapacidad.

26.09.23

Las mujeres y niñas con discapacidad son las principales víctimas de la violencia doméstica en Brasil. Las cifras son alarmantes: según datos del SISAN, son tres veces más afectadas que las mujeres sin discapacidad y representan el 61% de los casos entre las personas con discapacidad. Sin embargo, hay pocas acciones y políticas públicas de lucha contra la violencia de género dirigidas a ellas.

Para dar visibilidad al problema y garantizar los derechos, Movimento Inclusivass lanzó la Guía para Combatir la Violencia contra las Mujeres y Niñas con Discapacidad. La guía aporta una serie de informaciones sobre las diferentes formas de violencia e indica las mejores maneras de combatir y denunciar las agresiones. Principalmente, ayuda a las víctimas a identificar que están siendo violadas.

Según Carol Santos, fundadora del movimiento y una de las creadoras de la guía, a muchas mujeres les cuesta reconocer que están sufriendo violencia. Esto ocurre porque a menudo el agresor es el único cuidador de la víctima. Las mujeres también pueden sentirse culpables de la violencia o temer por su seguridad y la de sus hijos.

Además, cuando reconocen que han sufrido violencia, encuentran barreras en la red de afrontamiento para denunciarla. Las dificultades van desde la falta de accesibilidad en las comisarías hasta la falta de preparación de los servidores para recibir la denuncia. El discapacitismo, sobre todo, descalifica y estigmatiza a estas mujeres.

Ewelin Cañizares, del Movimiento Inclusivass, porta un cartel Mujeres Sem Temer. Imagen: reproducción @Inclusivass.

Lucha anticapacidad

El capacitismo es el nombre que se da a los prejuicios contra las personas con discapacidad. Este prejuicio surge de la noción errónea que asocia la capacidad para trabajar, estudiar o incluso relacionarse afectivamente o cuidar de los demás, por ejemplo, con la estructura del cuerpo. 

Por lo tanto, cuando decimos que alguien es capaz, es porque se tiende a creer que las personas con discapacidad son incapaces e inferiores. En Brasil, según datos del IBGE, hay 19 millones de personas con discapacidad. El capacitismo es el principal factor que dificulta la garantía de la plena ciudadanía de estas personas.

Cuando se trata de violencia de género, pues, el capacitismo hace aún más vulnerables a los cuerpos con discapacidad. Según Carol, «muchos piensan que las mujeres y niñas con discapacidad son asexuadas, por otro lado, creen que estos cuerpos pueden ser violados». Por eso, explica, es importante que se tenga en cuenta el género y la discapacidad a la hora de reivindicar demandas y proponer alternativas de convivencia.

«Reconocerse como mujer y luego como mujer con discapacidad es fundamental en este proceso», dice Carol. Ella misma tardó en darse cuenta de la importancia de esto. Carol es sobreviviente de femicidio. Aunque estaba aquí para contar su historia, como la mayoría de la gente, ella también tuvo un final trágico.

Estaba con su pareja cuando el ex novio de Carol les disparó. El compañero murió y ella quedó en silla de ruedas. Durante años se culpó por ello. Sólo después de entrar en contacto con el feminismo, recuerda, se dio cuenta de que no tenía ninguna responsabilidad en lo ocurrido. De hecho, fue víctima de un crimen marcado por la misoginia y el machismo.

Carol Santos, fundadora del Movimiento Inclusivass. Imagen: reproducción @Inclusivass.

Cuerpos en disputa

Las mujeres y niñas con discapacidad sufren a diario microviolencias en detrimento de su género. Existe desde el juicio prejuicioso de que una madre discapacitada no puede cuidar de sus hijos hasta la visión distorsionada de que alguien nunca podría cometer un acto de violencia contra ellas a causa de su cuerpo. Como recuerda Carol, «el papel social que corresponde a las mujeres con discapacidad es el de ser cuidadas, no el de cuidar».

Integrantes del colectivo muestran la Guía para Combatir la Violencia Doméstica. Imagen: reproducción @Inclusivass.

El capacitismo, una vez más, oculta el alcance y el impacto de esta violencia. Las personas con y sin discapacidad son igualmente humanas, advierte Carol, y pueden tener actitudes no siempre éticas y complacientes. Un hombre con discapacidad, por ejemplo, también puede ser violento. Del mismo modo, una mujer con discapacidad no está protegida contra las agresiones por su condición.

La violencia del Estado, subraya Carol, también influye. La falta de políticas públicas que contemplen este debate es notoria y puede ser fácilmente diagnosticada por la invisibilidad de la violencia contra estos cuerpos y por las dificultades de inclusión y accesibilidad en todo el país.

Teniendo esto en cuenta, el Movimento Inclusivass también ha lanzado el Mini-Diccionario contra la Discapacidad con Perspectiva de Género. El documento innova al advertir contra declaraciones y actitudes prejuiciosas en la vida cotidiana y ofrecer pautas para la educación feminista y contra la discapacidad. Una de las entradas, por ejemplo, dice que tratar a estas mujeres como heroínas o ejemplos de superación no es lo mismo que empatizar con ellas.

Comentarios como éste, a pesar de parecer amables, en realidad esconden las barreras a las que se enfrentan estas mujeres debido a la falta de políticas públicas que les garanticen las mismas oportunidades que al resto de la población.

Historias contadas

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Imagen: reproducción @Inclusivass.

«Somos parte del universo de las personas con discapacidad, pero somos mujeres, y cuando hablamos de una mujer con discapacidad, sabemos todo el bagaje que llevamos», explica Carol sobre la importancia de la discusión planteada por la Inclusivass.

El colectivo cuenta actualmente con seis integrantes y viene recibiendo apoyo de entidades filantrópicas y privadas enfocadas en la mujer, como el Fundo Elas+, que desde 2016 apoya proyectos creados por el movimiento. El Instituto Avon también fue un socio importante, apoyando el primer proyecto del colectivo. Además, Carol es revendedora de Avon y se ha convertido en embajadora del Instituto para combatir la violencia contra las mujeres. También optó al Premio Inspiradoras, en 2021.

La historia de vida de Carol ha sido documentada en una película y sirve de punto de partida para muchas de las acciones del colectivo. La más reciente es el proyecto Historias Contadas, que recoge testimonios de supervivientes de feminicidios. «Muchas supervivientes se convierten en mujeres con discapacidad, como en mi caso. Y estar en este lugar de supervivientes nos lleva a la invisibilidad. Sobreviví a la violencia y sigo sufriendo violencia hasta el día de hoy, por parte de la sociedad, del Estado, ¡esto en pleno siglo XXI!», se lamenta Carol.

El feminicidio es un crimen cometido contra las mujeres, motivado por la violencia doméstica o la discriminación de género. La mayoría de estos crímenes son perpetrados por hombres que viven o han vivido con la víctima, siendo novios, compañeros sexuales o maridos. Y cuando una mujer sobrevive a un feminicidio, éste tiene un profundo impacto en su vida personal, causándole un trauma permanente, advierte.

Feminicidio y lucha contra la violencia doméstica

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Imagen: reproducción @Inclusivass.

Sobrevivir a un intento de feminicidio causa daños físicos, con cicatrices y marcas permanentes en el cuerpo de las víctimas. Pero, además, está el daño invisible, que pueden ser cicatrices psicológicas y emocionales, que marcan la vida de estas mujeres para siempre. Así, las sobrevivientes de femicidio viven con la autodesvalorización, el sentimiento de abandono y el miedo por su propia vida y por la vida de las nuevas parejas afectivas y de los hijos e hijas.

Las supervivientes también tienen que hacer frente a varias carencias: acogida adecuada, centros de acogida y atención terapéutica especializada y gratuita, independientemente de su situación social, afirma Carol. Para ella, el Estado falla porque no puede apoyar a estas mujeres, y el movimiento social acaba desempeñando ese papel.

El proyecto Historias Contadas, por tanto, es pionero en arrojar luz sobre los traumas que deja la violencia doméstica, especialmente el feminicidio. El proyecto también mapea las organizaciones de mujeres del estado de Rio Grande do Sul que prestan asistencia en estos casos. La expectativa es publicar pronto un libro con esta cartografía y los testimonios.

El libro contará con un prólogo de Márcia Tiburi, socia del Movimento Inclusivass para o Levantamento Feminista Contra o Feminicidio, que recientemente incluyó a supervivientes de feminicidios como parte del debate a incluir. Así, Carol demuestra que su trayectoria no la intimida. Al contrario, el activismo ocupa un lugar central en su vida. «Vamos a seguir escribiendo el hilo de las mujeres con discapacidad en la lucha feminista», concluye. ¡Que así sea!

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Para más información, puede enviar un correo a inclusivass@gmail.com

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Maira Carvalho
Periodista y Antropóloga, Maira es responsable de informar y escribir artículos en Lupa do Bem.
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